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Libros sobre Madrid: biblioteca básica madrileña

¡Feliz Día del Libro! Si tenéis por costumbre regalar libros hoy y este año os apetece que sea de temática madrileña, os animo a echar un vistazo a la cuenta de De Madrid al cielo en la red social aNobii, donde encontraréis una lista exhaustiva de más de 100 obras sobre nuestra ciudad: libros de historia, novelas, fotografía...

A continuación, os presento los que en mi humilde opinión son los tres libros totémicos sobre Madrid, los tres clásicos que no pueden omitirse en ninguna bibliografía:


1. Manual de Madrid, de Ramón de Mesonero Romanos

El Manual de Madrid, descripción de la Corte y de la Villa (1831), es la primera y más famosa de las guías escritas sobre Madrid, que ofrece una inmersión total en la ciudad de principios del siglo XIX describiendo todos sus aspectos: desde los históricos y legendarios a los más prácticos relacionados con los trámites administrativos del día a día.

Al comienzo de la obra, el propio autor hace una descripción del contenido: «historia, blasones, hombres célebres, topografía, costumbres, introducción a los forasteros para vivir en ella; explicación de todas las oficinas, tribunales y dependencias del gobierno, su fundación, atribuciones, situación y audiencias, descripción de las iglesias, conventos, cementerios, hospitales, hospicios, casas de reclusión, prisiones, cuarteles, academias, colegios, estudios, bibliotecas y museos, establecimientos de comercio, industria y artes, palacios reales, edificios notables, diversiones públicas, paseos, jardines, puertas, puentes, aguas, casas de campo y sitios reales, una lista alfabética de las calles y plazas con sus entradas y salidas, y otros objetos».




2. Guía de Madrid, de Ángel Fernández de los Ríos

Fernández de los Ríos quiso, en su Guía de Madrid, manual del madrileño y del forastero (1876) dar continuidad a la labor de Mesonero Romanos, pues veintidos años después la ciudad había cambiado mucho y aquella maravillosa obra se había quedado algo desactualizada.


Al igual que el Manual..., la obra de Fernández de los Ríos aborda la topografía e historia de nuestra ciudad, describe sus plazas, calles y monumentos,  los principales enclaves de ciencia, historia y arte, las instituciones benéficas, la industria, el comercio y por último la administración.


A Fernández de los Ríos debemos no solo esta obra, también elaboró un plano topográfico de la ciudad y sus cercanías, abrió nuevas vías de circulación, creó el Boletín Municipal y construyó la plaza de la Independencia.


3. Las calles de Madrid, de Pedro de Répide

Este diccionario de calles madrileñas es una recopilación de artículos escritos por Répide hacia 1921 en los que se afanó en recoger con sumo cuidado la etimología, historia, leyendas y tradiciones de las más de 1000 calles que había a principios de siglo en Madrid.

Se trata de un tratado exhaustivo que recorre la ciudad calle a calle, y que a fecha de hoy no ha sido igualado por nadie puesto que sería necesario editar toda una enciclopedia para dar cabida a las más de 20.000 vías con que cuenta hoy Madrid. La mayoría de libros que hoy día ofrecen anécdotas de la ciudad o explicación del nombre de ciertas vías están basados en esta obra.

¿Y vosotros? ¿Cuál es el libro que recomendaríais sobre Madrid? Dejad un comentario y los vamos añadiendo a la estantería de "De Madrid al cielo..." en Anobiii, a ver si creamos una buena biblioteca básica madrileña.

Alcaldes de Corte y Alcaldes de Barrio

Tras el motín de Esquilache, que tuvo lugar el 23 de marzo de 1766, Carlos III resolvió reformar las fuerzas del orden de la capital, pues en aquel incidente, provocado por la prohibición de llevar el chambergo (sombrero de ala ancha) y la capa larga, ninguno de los encargados de velar por el orden movió un dedo. Y eso que el motín se produjo en la Plaza de San Martín, enfrente al cuartel de Inválidos, que era la milicia urbana que a la sazón protegía la ciudad.
Pedro Pablo Abarca de Bolea, por J. M Galván
El Rey designó  nuevo presidente del Consejo de Castilla a Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, y le encomendó la tarea de acometer dichas reformas. El conde dividió la ciudad en ocho cuarteles: Plaza Mayor, Palacio, Afligidos, Maravillas, Barquillo, San Jerónimo, Lavapiés y San Francisco. Cada uno de ellos tenía asignado un alcalde de corte, que era una especie de juez local encargado de instruir atestados de las causas criminales y resolverlas siempre que la cuantía de las multas y compensaciones no sobrepasase los quinientos reales.
Cada alcalde de corte tenía a su cargo a dos escribanos, cuatro alguaciles y dos porteros, y tenía la obligación de vivir en el propio cuartel para estar siempre localizable en caso de que los vecinos precisaran de su intervención.
Al mismo tiempo, cada uno de los ocho cuarteles se subdividió en ocho manzanas, llamadas “cuadras” o barrios, a las que también se asignó su propio alcalde. Estos sesenta y cuatro alcaldes de barrio eran elegidos anualmente por los vecinos más solventes en votaciones que tenían lugar en el mes de diciembre a fin de que pudieran darse el relevo con el cambio de año.
Se les podía distinguir porque llevaban «un bastón de vara y media de alto con puño de marfil», y su principal cometido era el de auxiliar al alcalde de corte en labores de registro de «Matrículas de Vecinos, Mesones y Posadas», una suerte de censo donde indicaban las señas, oficio y medios de subsistencia de los habitantes del barrio, incluidos los huéspedes de las posadas. También debían hacer ronda por los comercios, mesones, tabernas y casas de juego de la cuadra correspondiente para velar por el orden público.
Los alcaldes de barrio podían solicitar los servicios de un Escribano Real para que les asistiese en sus tareas, encarcelar a vecinos pillados in fraganti y cobrar multas, siempre que rindieran cuentas al corregidor del importe de las mismas.
¿Qué ha sido de esta figura? En su Manual de Madrid, de 1803, Mesonero Romanos se refiere a los alcaldes de corte y los alcaldes de barrio como instituciones pertenecientes a la «Administración civil, militar y eclesiástica de Madrid y su provincia». En las hemerotecas también podemos encontrar referencias a estos alcaldes de corte y barrio en la prensa de principios de siglo.  Aunque hoy las concejalías y juntas de distrito los han venido a reemplazar, en aquellos tiempos llegó a haber 10 cuarteles y 97 barrios con sus correspondientes alcaldes.

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