Esas ratas con alas

El Ayuntamiento de Madrid ha declarado la guerra a las palomas. Tan sólo el año pasado capturó 12.434 palomas, y es que sin ningún depredador, estas ratas con alas llevan algunos años multiplicándose incontroladamente. Son un peligro, ya que transmiten enfermedades que pueden afectar al hombre.

¿Cómo llegaron estas aves a convertirse en animales cosmopolitas? Se cree que el hombre las trajo a las ciudades con fines estéticos, aunque también para alimentarse y, por qué no, pasar el rato. En Sevilla, por ejemplo, se sabe que se soltaron varias parejas traídas de Barcelona con motivo de la Exposición Universal de 1929. Ahora son miles en la capital andaluza.

Y es que son de lo más peleonas. Los científicos de Haag-Wackernagel probaron en 2000 a envenenarlas hasta reducir su población en un 80%, pero pronto se recuperaban. Sólo la eliminación del alimento resultó eficaz.

Y además lo adornan todo con sus excrementos. Se ha tratado de proteger los edificios con ultrasonidos, con cables de baja tensión, con pinchos, con picas, con redes. Pero ese corrosivo elemento sigue machacando las fachadas de nuestras joyas arquitectónicas. Si esto sigue así, nuestra patrona va a tener que llamarse la Virgen del Palomino.

Las organizaciones protectoras de animales aconsejan colocar palomares en nidos estatégicos y no darles de comer en la ciudad. Así que ya sabéis, si veis migas en la acera, os las coméis. Pero que no se las coman esas ratas con alas.