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El kilómetro cero

Kilómetro 0

Madrid, deshabitado como mi colchón
el verano en que me hice mayor,
y ella que ya no llama.
Tanta ciudad y tan poco por hacer,
gente que sueña su siesta y que
mira por la ventana.
Gente que miente por un trozo de calor,
que reza por que pare el ascensor,
atrapado contigo.
Madres que pierden a sus hijos al nacer,
buscando entre tus piernas lo que ayer
han dado por perdido.
Kilómetro Cero,
respira en el centro de la ciudad
el alma que se pierde al escapar.
Kilómetro Cero,
comienzo de los días que han de venir,
la lluvia que se derrama por ti.
Bares en los que la calma y la cerveza
salvan nuestra vida, y mi cabeza
soñando estar bajo tu ropa.
Promesas que se dicen en la cama,
luces que se clavan en tu espalda,
deja que yo te vista ahora.
Bajo unas ruedas mi mala sombra arrojaré,
quizás así interprete ese papel
en el que soy tu abrigo.
Mujeres que quizás hoy no puedas pagar
cuestionan con sus labios la verdad
de que aún seguimos vivos.
Kilómetro Cero,
respira en el centro de la ciudad
el alma que se pierde al escapar.
Kilómetro Cero,
comienzo de los días que han de venir,
la lluvia que se derrama por ti.
Kilómetro Cero,
respira en el centro de la ciudad
el alma que se pierde al escapar.
Kilómetro Cero,
comienzo de los días que vendrán,
la calma que nos trae tu tempestad.

Ismael Serrano, Km. 0

Las carreteras radiales de España nacen en este punto. En ellas encontramos, aproximadamente cada kilómetro, unos hitos o mojones que dan cuenta de la distancia recorrida. Se refieren precisamente a la distancia que los separa de esta inscripción, que está en la Puerta del Sol, justo enfrente de la Real Casa de Correos.

Aunque cabría esperar un gran hito que superara en altura y presencia a los de las carreteras, marcando el lugar donde convergen todas ellas, se trata de una sencilla inscripción en el suelo, desgastada por los años y los turistas.

El kilómetro cero es, junto a la Mallorquina y la escultura de la Osa y el Madroño, el lugar de encuentro preferido por los que se citan en el centro. También ha sido testigo de episodios históricos, como en la época de la invasión francesa, en que los madrileños lo eligieron como lugar de convocatoria para las protestas contra Murat.

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5 comentarios:

Blogger kusipi dijo...

Creo que cada vez que vienen de fuera a verme amigos, me hago la foto de los pies variados en el km.0...eso sólo lo podemos encontrar en esta ciudad...escondido frente al reloj ke le roba protagonismo...

17 de mayo de 2005, 23:28  
Blogger Sergio dijo...

¿Tendrán en Euskadi su propio Km.0?

¿Hay países/naciones/patrias/estados sin Km.0?

¿Todos los caminos llevan al Km.0 o todos los caminos llevan a Roma?

"No me piséis el Km.0" - dijo Espe.

17 de mayo de 2005, 23:54  
Blogger Olga dijo...

Laura, me encanta tu blog. Enhorabuena.

18 de mayo de 2005, 0:17  
Blogger Sergio dijo...

Hombre, Olga, estás en todas partes! :)

18 de mayo de 2005, 13:34  
Anonymous Anónimo dijo...

Madrid, deshabitado como mi colchón
el verano en que me hice mayor,
y ella que ya no llama.

Tanta ciudad y tan poco por hacer,
gente que sueña su siesta y que
mira por la ventana.

Gente que miente por un trozo de calor,
que reza por que pare el ascensor,
atrapado contigo.

Madres que pierden a sus hijos al nacer,
buscando entre tus piernas lo que ayer
han dado por perdido.

23 de mayo de 2005, 16:33  

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