Madrid, perenne
Madrid es un árbol de hoja perenne, una flor siempre abierta, el coral y la marea, el fósil enriquecido por los años como un vino sin edad o el carbón que se convierte en oro negro. Madrid no necesita defensas, soporta el granizo y el trueno, el aguacero y el fuego rojo del mismo sol que todos los años se inventa agosto al nacer. Tuvo murallas sin uso y nunca precisó de puertas con candado: vinieron los íberos y la morería, los franceses y los fascistas, los corruptos y los desaprensivos. Pero nadie los echó: Madrid es una flor que se abre, la madriguera sin techo, un hogar sin visado, el coral que crece sea cual sea el rumbo que tome el curso de las mareas.
Se defendió hasta la extenuación, o hasta la traición, de las bombas y de las ideas más perversas. Vivió cuarenta años en la especulación y en el desbordamiento con la paciencia de un reptil y luego se entusiasmó durante diez con las mil visitas de la modernidad, sin perder ni la capacidad de sorpresa ni esa curiosidad del niño que no recuerda los tesoros escondidos en su caja de zapatos atada con cuerdas. Y ahora, cuando entre lluvias y truenos la visten para asistir al más feo de los carnavales y cosen su piel a tiras con agujas de hacer punto, hundiendo aquí y allá la daga y la taladradora con la saña de un demente, o de bucanero, sonríe a hurtadillas, sin ser vista, porque sabe que es árbol de hoja perenne y ni el frío de enero ni el calor de julio despojarán sus ramas de historia, gentes, amores y luz.
Rufián de día y puta de noche, contempla impertérrita cómo se hacen opas hostiles al amanecer y cómo se sellan besos ocultos en cuanto el alero recoge el calor de las palomas silentes. Ayer Madrid fue un rincón de aldea pero, a nuestro pesar, mañana será un paisaje helado de apretones de manos sin significación ni compromiso. Nicho de miedos. Villa de locos. Pero eterna como una obsesión.
Que nadie se atreva a detener a Madrid. Pronto sus hojas perennes se renovarán otra vez. Para siempre.
9 comentarios:
Gracias
Esa última foto me roba el corazón...
me alegro mucho de que te guste tanto, ignacio :)
...Madrid es el techo del que cuelgo mis estrellas cada noche para que velen mi devenir de sueños, perdidos, lejos de su regazo; es cada huella que he dejado solitaria esperando a ser encontrada y cada mimo que añoro cuando respiro aires que no me lanza su voz. Echo tantísimo de menos mi Madrid...cuidamelo tú que puedes, me encanta tu blog; te invito a visitar mi rincón y que me cuentes cosas de tu cielo.
¡bienvenida, calanda! me alegro de que te haya gustado lo que aquí hay, y que te haya sugerido palabras tan bonitas. Regresa siempre que quieras :)
Alaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!
Qué chulo!!
madrid sí que hay que sostenella y no enmendalla jejeje
Un blog, muy interesante, di contigo por casualidad, pero seguro que nos veremos más a menudo.
vuelve cuando quieras ;) si te parece interesante seguro que tienes muchas cosas que aportar
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