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De Pepes, Manolitos y Pacos

Hay en Madrid muchos casos de esta aplicación del diminutivo o de la fórmula familiar del nombre, aun tratándose de personas que han entrado en la madurez de la vida. Hasta hace pocos años, al autor cien veces ilustre de Pepita Jiménez, le llamaban sus amigos y los que no lo eran, Juanito Valera. En la sociedad madrileña, la más amena del mundo porque ha sabido combinar la cortesía con la confianza, hay algunos Pepes, Manolitos y Pacos que, aun después de haber conquistado la celebridad por diferentes conceptos, continúan nombrados con esta familiaridad democrática que demuestra la llaneza castiza del carácter español. El origen de esto habrá que buscarlo quizá en ternuras domésticas o en hábitos de servidumbre que trascienden sin saber cómo a la vida social. En algunas personas, puede relacionarse el diminutivo con el sino. Hay efectivamente Manueles que nacieron predestinados para ser Manolos toda su vida. Sea lo que quiera, al venturoso hijo de D. Baldomero Santa Cruz y de doña Bárbara Arnaiz le llamaban Juanito, y Juanito le dicen y le dirán quizá hasta que las canas de él y la muerte de los que le conocieron niño vayan alterando poco a poco la campechana costumbre.

Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta.

Anotaciones relacionadas: Manolos y manolas de Lavapiés

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Cúpula del Círculo de Bellas Artes


Cúpula del salón de baile del Círculo de Bellas Artes (foto: Ana García de Pablo)

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El Madrid de 'Águila Roja'

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Una escena de la serie 'Águila Roja', ambientada en el Madrid del siglo XVII (foto: formulatv.com)

A estas alturas seguro que ya habéis oido hablar de Águila Roja, la nueva serie de aventuras de Televisión Española. La ficción está ambientada a finales del siglo de oro en Madrid, y una de sus mejores bazas -además de un elenco de actores sobresaliente y el mérito de recuperar un género olvidado en nuestro país- son sin duda los decorados que recrean nuestra Villa y Corte tal y como lucía a mediados del siglo XVII.

La preproducción de esta primera temporada, que consta de 13 capítulos, ha durado nada menos que dos años. Y es que detrás de cada plano hay una intensa labor de investigación, ya que la mayor parte del atrezzo ha sido adquirido en anticuarios y casas especializadas en la recreación histórica.

Naiara Cortés, adjunta a la dirección artística de la serie, enumeraba sucintamente en Deia.com algunas de las localizaciones principales del rodaje. Tomad nota por si queréis hacer un viaje en el tiempo al Madrid del siglo XVII:

«Las localizaciones en exteriores han sido una decena de pueblos y ciudades españolas, entre ellos una cartuja ubicada en Talamanca del Jarama, además del casco antiguo de Toledo y las calles de pueblos como El Tiemblo (Ávila), Pedraza (Segovia) o Uceda (Guadalajara).»

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