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Noche en blanco

¿Dispuestos a pasar la noche leyendo, paseando por los museos, asistiendo al teatro, probando las mejores rutas gastronómicas? Mañana entonces será vuestra noche. Madrid se ha sumado a las Noches Blancas europeas que ya se han venido celebrando estos años en París, Roma o Bruselas desde 2002.

Esta es la programación, indispensable para no perderse nada. Y este el plano, para no perderse, literalmente.

Más | Web oficial de la Noche en Blanco

Estación de Chamartín


(foto:laestaciondetren.net)

Comenzó a proyectarse en serio hacia 1926, como cabeza de la línea ferroviaria que llegaría a Burgos. Aunque en 1933 ya se estaba preparando la explanada donde se ubicaría la estación, la Guerra Civil retrasó las obras hasta 1946, año en que el plan urbanístico convirtió el pueblo de Chamartín de la Rosa en un distrito más de la capital. En 1967 se trazaría un túnel desde Atocha, conectando el Norte y Sur de la ciudad y convirtiendo Chamartín en una estación provisional.

Poco a poco, muchas de las líneas que antes pasaban por Príncipe Pío se fueron mudando a la nueva estación. En 1975 Chamartín se convierte en una estación de verdad, con 21 vías y capacidad para convertirse en un auténtico lugar de paso, y no en una simple terminal. Se convierte en una gran estructura con bóvedas, conocidas por algunos como caracolas de color rojizo. Más tarde cines, discotecas y hasta un hotel completarían la estructura, convirtiéndola en otro centro comercial.

Más | La estación de tren
Anotaciones relacionadas | Estación de Atocha | Estación Norte |

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Rojo, blanco, negro

Hace 20 años que Ouka Lele organizó una representación del mito de Atalanta e Hipomenes, los dos leones de la diosa Cibeles. El próximo domingo quiere conmemorar aquel día con otro happening, y para ello ha invitado a grandes y pequeños a participar.

Las instrucciones son sencillas. Las mujeres deben acudir con un largo vestido rojo, los niños de blanco, y los hombres, de negro. Todos ellos están convocados el próximo domingo a las 9 de la mañana para poner en marcha una curiosa coreografía que Ouka Lele detalla en la web del evento. Ojo, hay que apuntarse primero.


Más Revive Cibeles

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Estación de Atocha


(foto: laestaciondetren.net)

Esta estación fue construida en 1851 por la compañía ferroviaria MZA, de la línea Madrid-Zaragoza-Alicante. Fue la primera estación de tren de Madrid, y también se la conoció como Estación del Mediodía.

Un incendio destruyó la estación original, y un colaborador de Eiffel construyó una segunda estación a finales del siglo XIX. La última y definitiva remodelación corrió a cargo de Moneo entre 1985 y 1992, dejando la parte antigua como jardín tropical y espacio comercial.

Su nombre viene de la Virgen de Atocha. Se cuenta que hace mucho tiempo existía en esa zona de los alrededores de Madrid un atochal, o lo que es lo mismo, un campo de esparto, en el que se apareció la Virgen.

Hoy día es uno de los nexos de comunicación más importantes de la ciudad, pues por ella pasan trenes de cercanías y de Metro. Por desgracia, esa importancia la convirtió en escenario de la tragedia del 11 de marzo de 2004.

Más | La estación de tren
Anotaciones relacionadas | Estación Norte | Estación de Chamartín |

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Calles de Madrid

Calles de Madrid, noche del sábado.
Tiene suficiente para no dormir.
Bebe el elixir de trago largo
mezclado con gelocatil

Calles de Madrid, no me esperaba
vientos de poniente junto a Jimmy Page.
Tienen que vestir, telas de plata
negritas sin hacerse oir

Desde Las Ventas, hasta Chamberí
fumando a medias,
en las calles de Madrid
Cuando despiertas, ya no están aquí.
Nunca revientan
en las calles de Madrid

Calles de Madrid, hasta tu barrio.
Últimas partidas en el futbolín.
Coche para ir, al extrarradio
cantando alguna de Joaquín...

Cuando despiertas, ya no están aquí.
Nunca revientan,
en las calles de Madrid.

Desde Las Ventas, hasta Chamberí,
fumando a medias
en las Calles de Madrid.

Calles de Madrid, 'Kamikazes enamorados' (2003)
Quique González


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Estación Norte


(foto: laestaciondetren.net)

La Estación del Norte de Madrid fue abierta al tráfico en 1861 por Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España como estación final de la línea Madrid-Irún, que se convertiría en uno de los ejes ferroviarios más importantes del país a finales del siglo XIX.

Y de esa línea ferroviaria y no de su ubicación proviene su nombre, porque si miramos un mapa de Madrid, la Estación de Norte está más bien al Oeste. Quizá por esa misma razón se popularizó más el nombre de Estación de Príncipe Pío, denominación que alude al monte en el que está situada y que es tristemente famoso en la historia de nuestra ciudad por haber sido escenario de los fusilamientos del 3 de mayo de 1808.

Pedro de Répide, el cronista que tantas obras escribió sobre la Villa, no estaba muy conforme con el emplazamiento de la estación, según podemos leer en su célebre Las calles de Madrid:


[...] sigue la extensión de la estación del Norte, cortando la Montaña del Príncipe Pío, en mal hora quebrantada por la inoportunidad del ferrocarril en aquel paraje. Más de una vez hemos señalado el absurdo de haber situado en ese sitio la estación, con menoscabo de la ameneidad del lugar, con descomodidad de los viajeros, que han de entrar en Madrid subiendo una áspera pendiente, y con encarecimiento notorio del arrastre de las mercancías. Causas especiales, y no muy loables, hubo para determinar ese emplazamiento. Baste recordar que la revolución de julio de 1854 tuvo, entre otras causas, la protesta por muchos desenfadados negocios realizados en contra del interés público, y uno de ellos fue el del trazado de la línea ferroviaria del Norte.

En esta estación se han escrito importantes páginas de la Historia de España, como la de la muerte del dictador Primo de Rivera, al que sirvió de capilla ardiente.

Hoy día su aspecto ha cambiado mucho. Los trenes que ahora entran y salen de la actual Estación de Norte son los de Metro, y bajo su techo corren las galerías de un centro comercial, el de Príncipe Pío.


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Dejá vu


(foto: EFE, publicada en elpais.es)

Hay un edificio quemándose en la Castellana, con nocturnidad y alevosía. Oigan, esto empieza a convertirse en costumbre.