(foto: laestaciondetren.net)La Estación del Norte de Madrid fue abierta al tráfico en 1861 por Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España como estación final de la línea Madrid-Irún, que se convertiría en uno de los ejes ferroviarios más importantes del país a finales del siglo XIX.
Y de esa línea ferroviaria y no de su ubicación proviene su nombre, porque si miramos un mapa de Madrid, la Estación de Norte está más bien al Oeste. Quizá por esa misma razón se popularizó más el nombre de Estación de Príncipe Pío, denominación que alude al monte en el que está situada y que es tristemente famoso en la historia de nuestra ciudad por haber sido escenario de los fusilamientos del 3 de mayo de 1808.
Pedro de Répide, el cronista que tantas obras escribió sobre la Villa, no estaba muy conforme con el emplazamiento de la estación, según podemos leer en su célebre Las calles de Madrid:
[...] sigue la extensión de la estación del Norte, cortando la Montaña del Príncipe Pío, en mal hora quebrantada por la inoportunidad del ferrocarril en aquel paraje. Más de una vez hemos señalado el absurdo de haber situado en ese sitio la estación, con menoscabo de la ameneidad del lugar, con descomodidad de los viajeros, que han de entrar en Madrid subiendo una áspera pendiente, y con encarecimiento notorio del arrastre de las mercancías. Causas especiales, y no muy loables, hubo para determinar ese emplazamiento. Baste recordar que la revolución de julio de 1854 tuvo, entre otras causas, la protesta por muchos desenfadados negocios realizados en contra del interés público, y uno de ellos fue el del trazado de la línea ferroviaria del Norte.
En esta estación se han escrito importantes páginas de la Historia de España, como la de la muerte del dictador Primo de Rivera, al que sirvió de capilla ardiente.
Hoy día su aspecto ha cambiado mucho. Los trenes que ahora entran y salen de la actual Estación de Norte son los de Metro, y bajo su techo corren las galerías de un centro comercial, el de Príncipe Pío.
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