Acto I. Ocupación francesa. José María Pou, que hará las veces de narrador, nos introduce con acento francés la situación que se vivía en Madrid y en España en aquellos primeros días de 1808. El Palacio de Correos se viste con la bandera gala mientras suena la Marsellesa.
Acto II. Prende la insurección. "Nunca nos ha gustado que nos digan lo que tenemos que hacer". Un grupo de actores hacen su aparición en la plaza enarbolando teas ardientes. Simbolizan la insurrección, que pronto prende en los ánimos del pueblo. Del Palacio de Correos emergen llamaradas y fuegos artificiales.
Acto III. Los invasores. Una enorme rueda se abalanza sobre el público. En ella se cuelgan y descuelgan algunos artistas. Son el ejército invasor, que increpa y grita a los presentes.
Acto IV. Le roi, c'est moi. Hacen su aparición dos actores caracterizados como Fernando VII y Napoleón Bonaparte. Suspendido por los aires desde una grúa, el
petit caporal da algunas clases de francés al joven monarca: "no se dice rey, se dice
roi" y "no se dice yo, se dice
moi". Pronto se enzarzan en un
rap en el que Napoleón le deja claro a "Fernandito" quién manda a partir de ahora.
Acto V. El pueblo, dividido. Dos grandes jaulas se alzan por encima de las cabezas de los asistentes: una tiene forma de lágrima y otra de rueda. El narrador habla de los madrileños presos por los franceses, y de las familias divididas por esta situación. Pronto emerge una voz masculina desde una de las jaulas, y otra de mujer le contesta desde la otra. Juntos entonan una bella pieza lírica. Son los hombres y mujeres divididos por la guerra.
Acto VI. El rey equilibrista. Fernando VII toma la palabra. "Mira, Napoleón, ese soy yo. Mira los equilibrismos que por tu culpa tengo que hacer". Las miradas se dirigen a la cornisa de la Casa de América, donde acaba de aparecer un funambulista. Es Fernando VII, que con gran peligro lleva a cuestas a su padre hasta la cima del Palacio de Correos.
Acto VII. Los fusilamientos. 72 personas aparecen ahora suspendidas en el cielo, formando una red humana con sus cuerpos. Se oye un redoble de tambor, y un invisible pelotón de fusilamiento abre fuego sobre ellos. Los cuerpos se arrugan. Son los muertos del Príncipe Pío.
Acto VIII. La paz. El Palacio de Correos vuelve a iluminarse, y decenas de palomas blancas son liberadas desde su azotea. Han pasado los años, y la paz ha llegado por fin a España después de que las tropas francesas hayan abandonado su campaña en la península.
Acto IX. Viva 'La Pepa'. El narrador habla de las Cortes y de la primera Carta Magna. El mismo pueblo que se alzó en armas el 2 de mayo, unos años después se proclama soberano mediante la Constitución. Será conocida como "La Pepa" por ser firmada el día de San José. Una enorme marioneta metálica camina entre los asistentes mientras se oye un canturreo: "¡Viva 'La Pepa'!"
Acto X. El futuro. De entre las piernas de la enorme marioneta aparece un hombre: "La Pepa" ha alumbrado el futuro. El narrador recuerda que el 2 de mayo marcó un antes y un después en la historia de nuestro país y de Europa. Es también un día para rechazar la guerra, todas las guerras. Las palabras deben imponerse sobre el ruido de la pólvora. Suena el Himno de la Unión Europea y surgen fuegos artificiales.